Cruzas el puente Carranza y lo ves a lo lejos. Está como telón de fondo si subes al mirador de Medina. Los vecinos de Alcalá de los Gazules lo conocen bien, aunque pocos lo han visitado. Se trata del Pico del Montero, el segundo pico más alto de la Sierra del Aljibe, en el Parque de los Alcornocales. Con 912 metros de altitud, se trata de una de las pocas cimas con carretera habilitada en la provincia de Cádiz.
En la cima se encuentra el Escuadrón de Vigilancia Aérea nº11, un acuartelamiento del ejército del aire que cuenta con un radar de gran alcance. Es por ello que el acceso a este puerto de montaña está restringido a los vehículos. Pero gracias a la inestimable ayuda del Patronato Provincial de Turismo de Cádiz y a la Oficina del Parque Natural Los Alcornocales, conseguimos un permiso para subir en moto.
La subida es dura. Son unos 30 km de carretera de montaña con un desnivel total de 600 metros. La mayor parte del trazado tiene velocidad limitada, y el asfalto a veces no está en el mejor estado, por lo que se tarda una hora en cubrir esos 30 kilómetros.
Durante el camino cruzamos varias fincas separadas por pasos canadienses, con numeroso ganado libre al linde de la carretera. A un tercio del camino nos encontramos con la Presa del Montero, un pequeño cuerpo de agua regado por el Río del Montero que antiguamente era la principal fuente de agua del municipio.
Tras un buen rato de subida, llegamos a la cima, en la que nos recibe el inmenso radar del Escuadrón de Vigilancia Aérea Nº11, fuertemente protegido por alambradas y vigilancia.
Justo a la izquierda de la base se encuentra una explanada donde pudimos dejar la moto y empezar a contemplar las increíbles vistas hacia el oeste de la provincia (click para ampliar la fotografía)
Fijándonos un poco se puede discernir perfectamente la localidad de Alcalá de los Gazules, encaramada en la montaña e iluminada por un rayo de sol que tenía la suerte de atravesar el nublado cielo que nos presentó ese día.
Hacia el sur, imponente en la lejanía, el Peñón de Gibraltar sobresale en la Bahía de Algeciras.
Y hacia el este se vislumbra la costa malagueña, con su especial geografía. A la izquierda de la foto, el Parque Natural Sierra Crestellina.
Tras admirar las vistas y, también, lamentarnos por el día tan nuboso que nos había tocado, decidimos emprender la bajada. A medida que bajábamos se veía más claramente el embalse de Barbate.
Como comentábamos más arriba, los animales salvajes y domésticos campaban a sus anchas en la zona. Este caballo estaba en plena cima de la montaña.
Los buitres también nos acompañaron durante todo el camino, muy habituales en la zona según parece.
Tras otra hora completa para bajar, almorzamos en Alcalá y dimos por terminado el día. Una visita de un lugar espectacular que poca gente tiene la suerte de visitar, pero que merece enormemente el esfuerzo. Todo un punto vigía en pleno Parque de los Alcornocales.