Para celebrar la llegada de la primavera hicimos una pequeña ruta entre Arcos y Bornos, auspiciados por un día con un clima envidiable que nos dejó estampas de película.
Tomando la autovía A-382, la siempre presente Sierra de Gibalbín nos servía para indicarnos el cambio de carretera a la altura de Arcos. En el primer plano de la foto, el cortijo de El Peral.
Y hacia el este, justo tras abandonar la autovía, se levantó en la lejanía el Torreón de la Sierra de Grazalema, bajo un increíble manto de cúmulos. Justo abajo, la barriada arcense de El Santiscal, a orillas del embalse de Arcos.
Y seguimos la ruta rumbo norte, tras cruzar la recta de los llanos de Don Pedro y San Andrés, conocido tramo de casi 4 kilómetros ausentes de curva alguna. Tras la subida, alcanzamos y cruzamos el bosque de pinos que puebla la tímida Sierra de Bornos, que también alberga un típico establecimiento de carretera de neones y señoras de compañía.
Y a medida que empieza a descender la carretera, de nuevo nos saluda el perfil de la Sierra de Grazalema, esta vez aparentemente bañada por el embalse bornicho y, a los pies, el caserío de Bornos. En primer plano, el edificio de color tierra corresponde al Convento del Corpus Christi, que visitamos ese mismo día.
Pero antes, a la llegada al pueblo, nuestra primera visita fue un viejo conocido, el Jardín del Castillo Palacio de los Ribera. En esta segunda visita pudimos acceder a la primera planta de la zona restaurada, en la que se ha ubicado una exposición sobre la historia y cultura de la localidad.
Además, desde los ventanales del piso es posible tener un punto de vista distinto del patio interior…
… y de la zona ajardinada, que sigue resultando espectacular.
Es requisito indispensable dar un paseo por los jardines renacentistas, cuidadosamente mantenidos, que parecen transportarnos a otra época. Es de especial interés la importancia del agua en el jardín, contando con una alberca de importantes dimensiones.
Tras la primera visita, la siguiente parada la hicimos en el ya citado Convento del Corpus Christi, a un par de calles del Castillo.
Construido en el siglo XVI bajo la supervisión de D. Juan de Ribera, en la actualidad sirve como Instituto de Enseñanza Secundaria y se encuentra totalmente restaurado y modernizado.
Sufrió bastante abandono durante los años, hasta encontrarse prácticamente en ruinas hace poco más de medio siglo. Afortunadamente, el Ayuntamiento compró el edificio y la Caja de Ahorros de Jerez se encargó de restaurarlo.
Tras la visita al convento (ahora Instituto), no quisimos abandonar la localidad sin antes casi mojarnos los pies en el embarcadero de Bornos, aprovechando las buenas vistas y el tiempo espléndido.
Ya en el camino de vuelta, de nuevo la Sierra de Gibalbín nos indica que vamos por el camino correcto según bajamos de nuevo hacia Arcos.
Para volver, decidimos descartar la autovía y volver por la A-389 hacia Medina, que nos regaló estampas como las siguientes.
Ahora que la primavera está aquí, hay que aprovechar el buen tiempo al máximo y seguir conociendo los rincones de nuestra provincia.