En la más remota esquina al noreste de la provincia se encuentra Alcalá del Valle, un pequeño municipio de la comarca de la Sierra de Cádiz pero físicamente enclavado en la que ya es la Serranía de Ronda. Es uno de los pueblos más alejados de la capital, por lo que tardamos un tiempo considerable en llegar. A medio camino, cómo no, paramos en Villamartín para almorzar en la Peña Galguera (o Los Galgueros, como también se les conoce), un restaurante sin el cual los almuerzos de Cádiz en Moto no serían lo mismo.
De camino a Alcalá del Valle vimos en lo alto del cerro la localidad de Olvera, con las características torres de la Iglesia Parroquial y el Castillo de Olvera a su izquierda.
Pasamos Olvera y seguimos camino a Alcalá del Valle. La subida por el norte, a la que se accede desde la carretera Arcos-Antequera tiene unas curvas bastante angostas que luego dan lugar a varios kilómetros de llanuras hasta llegar a la propia localidad. El acceso sur conecta, a través del precioso paseo de la siguiente foto, con el vecino municipio de Setenil de las Bodegas.
Alcalá del Valle cuenta con algunos puntos de interés que merece la pena visitar. En primer lugar, en la plaza del ayuntamiento se encuentra la Iglesia Parroquial de Santa María del Valle, de importante volumen y estilo barroco.
Otro de los principales atractivos de la localidad es el arroyo de los Molinos, que cruza todo el pueblo y en época de lluvias lleva un caudal considerable dada la confluencia de varios otros arroyos en este punto del territorio. También en la siguiente foto se puede ver la fachada de la Ermita del Señor de la Misericordia, reconstruida en el siglo XX y un importante lugar de devoción vecinal.
Curiosamente es en las afueras del pueblo donde encontraremos los más curiosos puntos de interés. En particular, al norte se encuentran los Dólmenes de Tomillos, un yacimiento megalítico descubierto en la de´cada de los ochenta.
Cuenta con varios enterramientos que datan del año 2000 a.C. y suponen una muestra de la población que habitaba la sierra gaditana.
Desde ese mismo punto parte un camino que, al norte, se introduce ya en la provincia malagueña, siendo visibles algunas poblaciones en la lejanía serrana.
Quisimos visitar otros dos sitios: el Cortijo de la Cacería y el Convento de Caños Santos. El primero de ellos nos cogía a desmano, además de ser propiedad privada y encontrarse en un lamentable estado de conservación según lo leído en las redes. El segundo lugar fue simplemente imposible de encontrar, a pesar de preguntar a los lugareños sobre su ubicación. De cualquier modo, nos contentamos con leer la visita que hacen en el blog de entorno a jerez.
A la vuelta hicimos un descanso obligado en el embalse de Bornos, en el que gozamos de unas vistas espectaculares.