Cádiz en Moto

Después de casi un mes sin disponer de la cámara de fotos, este fin de semana de octubre decidimos hacer una visita a uno de los pueblos por los que hemos pasado en varias ocasiones sin llegarnos a parar: Zahara de la Sierra. De camino nos paramos a almorzar en El Zindicato, en Arcos de la Frontera. Todo lo que os diga se queda corto, tenéis que probar ese restaurante!

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La llegada es muy espectacular. Tras bordear algunos cerros y cruzar el extenso pantano aparece, encaramada en plena ladera, la ciudad de Zahara de la Sierra. Mención aparte tiene el embalse de Zahara – El Gastor, que ya visitamos.

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La población tiene una entrada norte y una entrada sur, eligiendo nosotros la más meridional, con unas impresionantes vistas del pantano, la sierra del Gastor, y la torre del castillo nazarí.

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Sin darnos apenas cuenta, las empinadas y estrechas callejuelas de este pueblo blanco nos dirigieron hasta la plaza de San Juan, donde encontramos la Capilla de San Juan de Letrán, una ermita de reciente construcción que también alberga la Torre del Reloj del pueblo. La plaza rebosa vitalidad y son numerosos los bares que ofrecen sus terrazas a los visitantes – ofrecimiento que con gusto aceptamos para merendar!

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Siguiendo el camino por donde nos llevaban las indicaciones llegamos a otro de los más importantes templos de la población, la Iglesia de Santa María de la Mesa, del siglo XVIII. Lamentablemente sus puertas permanecen cerradas a las visitas en domingo, así que no pudimos verla por dentro.

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Pero la mayor atracción del pueblo, con diferencia, es la subida al poblado nazarí. Es posible hacer la subida a través de varios caminos, todos ellos ofreciendo inmejorables vistas del pueblo y sus alrededores.

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El camino es asequible, aunque hacerlo a buen ritmo provoca más de una falta de aliento. Afortunadamente es todo calzada de piedra.

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A medida que se sube se van sucediendo las panorámicas, en este caso en la foto se ve el propio pueblo de Zahara con Algodonales al fondo, en la falda de la Sierra de Líjar.

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Una vez llegamos a la base de la Torre del Homenaje, su interior cuenta con dos plantas divididas en cuatro compartimentos separados por arcos. Una estrecha escalera nos da acceso a la planta superior, con generosas ventanas de arcos para ver el paisaje.

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De nuevo, unos escalones nos permiten seguir subiendo y llegar a la azotea de la torre, que concluye la visita a la edificación con unas impresionantes vistas en todas las direcciones.

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Como comentábamos previamente, tanto la subida como la bajada se pueden hacer siguiendo varios itinerarios, algunos de ellos incluso con bancos en el camino donde recuperar el aliento y disfrutar tranquilamente del paisaje.

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Y partimos vuelta a casa al atardecer, que lamentablemente se nos va echando encima cada vez antes y más aún a partir del domingo próximo, con el cambio de hora.

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¡Os esperamos en la próxima salida!

El sábado 20 de septiembre teníamos previsto asistir al II Rally FotoMotográfico organizado por el motoclub Moteros Gaditanos, pero por problemas personales al final se nos pasó la inscripción y tuvimos que decidir un plan alternativo. Así, decidimos hacer la ruta que os muestro en el mapa.

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Saliendo al mediodía, nos dirigimos a Jerez de la Frontera, donde almorzamos en el Restaurante Las Vides, gestionado por la Escuela de Hostelería de Jerez. La comida es buena y los precios son anticrisis, por lo que no nos sorprende que siempre esté lleno a pesar de su ubicación, en el Parque Empresarial al norte de Jerez.

Jardín renacentista del Castillo de los Ribera, en Bornos

Tras almorzar nos dirigimos tranquilamente hacia Bornos, con la idea de visitar el Jardín Renacentista del Castillo-Palacio de los Ribera, en pleno centro de la ciudad.

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El horario de visitas empieza a las 17:00 y es de acceso gratuito. La impresionante belleza del parque le han hecho merecedor del título de Jardín Histórico de Interés Cultural.

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Organizado en forma de L, el jardín rodea al castillo, que según parece fue adquirido por D. Per Afán de Ribera en el siglo XV y posteriormente ampliado y mejorado por su descendencia.

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En la actualidad es posible visitar los jardines, así como el patio interior. El resto de instalaciones del castillo tienen diferentes usos, y es necesario pedir un permiso para visitar las plantas superiores.

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Tras la visita del castillo, merendamos en Bornos cerca de su apacible embalse y nos pusimos de nuevo en camino.

Ruta del Majaceite en El Bosque

La siguiente parada fue El Bosque. Al norte, rodeando el municipio, se encuentra el sendero junto al río Majaceite, que llega hasta la vecina localidad de Benamahoma. Se trata de un camino de gran popularidad entre senderistas aficionados, dada su baja dificultad.

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Tal y como explican en la web de la Junta de Andalucía, el acceso es sencillo:

Una vez nos encontramos en El Bosque, tomaremos un camino que comienza enfrente de la plaza de toros, junto al hotel Las Truchas. Tras recorrer unos 600 metros por este camino llegamos al inicio del sendero, próximo al albergue juvenil

También es posible acceder desde el lado de Benamahoma y hacer el camino dirección suroeste.

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El camino transcurre durante más de 5 kilómetros siguiendo la ribera del río a través de lo que se conoce como un bosque de galería, esto es, una formación vegetal que surge a las orillas del río, cubriéndolo a modo de galería.

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El gran caudal del río ha dado lugar a que en plena Sierra de Cádiz uno de los platos más típicos sea, curiosamente, la trucha, originadas en las piscifactorías que siguen el curso del agua.

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Tras completar aproximadamente el 30% del sendero decidimos dar la vuelta, prometiendo volver en otra ocasión con una indumentaria más apropiada. Un sitio muy bonito, perfecto para pasar un día familiar y disfrutar de la naturaleza.

Todos los que alguna vez hayan querido ahorrarse el peaje de la AP-4 y hayan decidido ir a Sevilla por la nacional IV habrán pasado de largo por El Torbiscal, un poblado perteneciente al municipio sevillano de Utrera.

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Antiguamente asociado a una explotación agrícola, en la actualidad el Torbiscal es básicamente un poblado fantasma, abandonado desde hace años y sin población permanente. En los años de bonanza más de 100 familias vivían y trabajaban allí, y muestra de ello son los edificios que aún quedan en pie junto al rastro de aquellos que los habitaban.

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En los años 50 se impulsó, desde el Ministerio de Agricultura, el desarrollo de estructuras agrarias con el objetivo de que los agricultores viviesen lo más cerca posible de las explotaciones agrícolas, mejorando la productividad. Con ello, proliferaron los poblados como el del Torbiscal en toda la geografía española. Sobre la década de los 70 la finca alcanzó sus años de esplendor al mando de José Luis Pablo Romero, realizando una gestión moderna y modélica, contando incluso con ingenieros especializados para conseguir mejores resultados.

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Lamentablemente, de forma progresiva El Torbiscal fue siendo abandonado por las familias que lo poblaban, principalmente a causa de un cambio en la gestión de la explotación y de las inevitables jubilaciones de los trabajadores. Las nuevas generaciones no querían continuar con las labores de sus padres y al final la población del Torbiscal cayó en picado.

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Con los años, el lugar ha ido desmejorándose progresivamente, siendo víctima del vandalismo y de los okupas. Además, se ha convertido en destino predilecto para dos curiosos grupos de visitantes. Por un lado, jóvenes interesados en las actividades de simulación militar utilizan el poblado como escenario de batalla. En las paredes se pueden ver mapas improvisados de las diferentes estancias, con indicaciones de tácticas y demás jerga militar.

Por otro lado, los amigos de lo paranormal han encontrado en el Torbiscal el contexto perfecto para toda clase de fenómenos paranormales: apariciones fantasmales, sonidos del más allá, repiques de campanas a mitad de la noche… Grupos de investigadores aficionados han ido a hacer psicofonías y estudios, con diversos resultados. Lo cierto es que nosotros allí solo encontramos un silencio sepulcral y la más absoluta soledad.

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Y hablando de cosas cosas paranormales, tras salir del Torbiscal nos vimos en la necesidad de visitar una de las cosas más inusuales que podéis encontrar en el sur de España, nada más y nada menos que la Catedral Basílica de Nuestra Madre del Palmar Coronada de la Iglesia Católica Palmariana. Una suerte de fortaleza con muros de hormigón de varios metros de alto, con una catedral de enormes dimensiones.

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Para los que no conocen la historia, la Iglesia Palmariana es una secta cristiana inventada en los años 70 por un corredor de seguros de Sevilla que declaró haber visto a la Virgen María cerca de El Palmar de Troya. Su influencia fue creciendo y rápidamente se rodeó de un gran número de inocentes fieles que, a base de donaciones, dotaron a la iglesia palmariana de un poder fuera de lo común. En fin, si queréis conocer un poco más la historia en clave de humor os recomiendo la película Manuel y Clemente, que describe bastante bien el pitorreo que debió ser la fundación de esta «iglesia».

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