Cádiz en Moto

Hace tiempo que llevo buscando un reemplazo para la bandolera que suelo llevar todos los días, y como en Ubrique tienen mucha tradición en marroquinería decidimos ir allí para ver qué encontrábamos y de paso hacer la visita.

30 de enero, salimos de Cádiz y tomamos la autopista AP4 hasta la salida de Jerez sur, donde enlazamos con la CA-3110 y sucesivas carreteras de la red provincial, primero hacia el este y luego hacia el norte, cruzando algunas de las barriadas y pedanías de Jerez, como Rajamancera o La Barca de la Florida. Al final desembocamos en Junta de los Ríos, una pedanía de Arcos, y desayunamos en la Venta Junta de los Ríos. Por 3.80€ dos molletes, un colacao y un zumo de naranja natural (¡y coladito!). Muy recomendable.

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Tras desayunar tuvimos que lidiar con un caso digno de Cuarto Milenio, porque la brújula dejó de funcionar. Si la quitaba del manillar marcaba bien el norte, pero al colocarla en el manillar se quedaba fija, como si hubiera un imán cerca… Raro. Tuve que pasar de la brújula el resto del viaje.

Salimos hacia el norte dirección Arcos y, al llegar, hacia el este por la A-372 hasta El Bosque, donde giramos hacia el sur hasta llegar a Ubrique. Creo que no me equivoco cuando digo que la bajada hacia Ubrique llegando desde el norte es una de las vistas más bonitas que me he encontrado hasta ahora en mi corto currículum de rutas moteras por la provincia.

Lo primero que hicimos al llegar fue ir a la oficina de Turismo, en una de las avenidas principales de la localidad. Allí nos dieron un mapa y nos indicaron algunos puntos de interés.

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Una de las cosas que me llamó la atención es que el río Ubrique cruza toda la población, y es posible verlo entre algunas calles, con un caudal considerable. En verano seguro que más de uno ha sentido la tentación de lanzarse al río con un donut inflable y cruzar así toda la ciudad.

Antes de empezar a turistear estuvimos indagando en las tiendas de piel de la zona más comercial: la avenida Dr. Solís Pascual y la perpendicular a ésta, la avenida de España. Esperaba que, entre las rebajas y la cantidad de tiendas de piel que había, pudiese encontrar algún bolso bandolera que se ajustase a lo que buscaba, pero lo cierto es que no di con ningún modelo que tuviera las tres B. La mayoría de cosas estaban orientadas al público femenino, de hombre encontré poquillo. Además los dependientes me comentaron que la fecha era mala, porque tras las navidades y estando ya a mediados/final de rebajas, el estocaje era escaso. Pero bueno, dichoso el dinero que a casa vuelve.

Muy cerca de la oficina de turismo encontramos el edificio del ayuntamiento y, en la misma plaza, la parroquia de Nuestra Señora de la O.

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Siguiendo dirección norte llegamos a lo que antiguamente fue el Convento de Capuchinos de Ubrique, que actualmente alberga el Museo de la Piel. Lamentablemente cerraba a las 14:00 y llegamos tarde.

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Justo al lado del convento quedan los restos de unas antiguas casas y lo que parece ser la llegada del río a la ciudad.

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En el mapa que nos dieron en la oficina de Turismo nos indicaron una ruta de miradores de la ciudad. Al este se encuentra el mirador de la Ermita del Calvario… El nombre se ajusta a lo que sufrimos intentando llegar hasta arriba, al final desistimos y nos contentamos con hacer una panorámica desde este punto.

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Bajamos de nuevo hacia el pueblo y nos dirigimos de nuevo a la zona de las avenidas principales. Nos recomendaron varios sitios de tapas y, tras mirar un poco nos quedamos en el Bar Cristina, que parece que es bastante popular en cuanto a tapas. El almuerzo estuvo bien.

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Pasadas las cuatro de la tarde salimos de Ubrique por la entrada norte, no sin antes pararnos en el mirador Los Olivares, donde hicimos otra panorámica.

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Y sí, esa que veis en la siguiente foto es la Ermita del Calvario que comenté antes… Algún día conseguiremos subir!

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Para no volvernos tan pronto decidimos hacer una visita a un lugar fantasmagórico… los restos de un edificio abandonado en la carretera entre Benaocaz y Villaluenga… el inacabado Hotel Agua Nueva.

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Un emplazamiento envidiable para un proyecto de altos vuelos que al final no despegó. Podéis leer la interesante historia del hotel en este blog.

Para despedirnos del hotel, una panorámica desde la parte trasera, con una esquinita de la piscina olímpica.

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Tras esto, nos montamos en la burra y nos fuimos por donde vinimos.

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¡Hasta la próxima salida!

El pasado domingo 26 de enero decidimos, algo tarde, hacer una pequeña salida, pero por primera vez dirigiéndonos hacia la parte oeste de la provincia en lugar de la zona de levante. En particular, salimos de Cádiz dirección El Puerto y una vez allí tomamos la A-491 hacia Rota. Esta carretera lleva en construcción bastantes años. Una búsqueda rápida en Google muestra que por lo visto la obra está paralizada desde hace tiempo, aunque teóricamente las obras concluirán en primavera, cosa que dudo.

En definitiva, seguimos la carretera, y rodeamos la inmensa base naval. El espacio que ocupa es impresionante y hay que hacer un rodeo bastante largo para llegar a la propia ciudad. Una vez allí, dimos un pequeño paseo por la alameda de la costa este, desde la que se pueden ver los barcos de la base y la playa del Rompidillo.

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Tras eso, nos acercamos a la zona del puerto y decidimos adentrarnos en el casco histórico, parando primero en la plaza de España para hacernos la foto oficial, y luego fuimos hacia la plaza de Bartolomé Perez, donde se encuentran dos de los monumentos más importantes de la ciudad.

En primer lugar, el Castillo de Luna, una fortaleza del siglo XIII en un estado francamente bueno. Tanto el exterior como el interior presentan un aspecto muy bueno. Actualmente alberga la sede del Ayuntamiento y es posible entrar a visitar la planta baja.

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En segundo lugar encontramos la parroquia de Nuestra Señora de la O, en la que casualmente estaban celebrando un besamanos, por lo que la estancia principal no se podía visitar.

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Tras la dos visitas paramos en un bar aledaño a tomar una pequeña merienda. Nos daban las seis y media y el sol se nos iba, así que decidimos partir hacia Chipiona. A medio camino nos desviamos un poco para cruzar por Costa Ballena, aunque francamente en esta temporada hay poco que ver allí, aparte de calles desoladas que recuperan su vitalidad en verano.

Una vez en Chipiona y con la puesta de sol casi en los talones dimos algunas vueltas y nos dirigimos a la que parece ser la principal atracción turística del municipio, el Santuario de Nuestra Señora de Regla. No esperábamos encontrar mucho ambiente por allí, y lo cierto es que las calles estaban desiertas, pero en el interior de la iglesia el flujo de personas era constante.

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El sol ya se había puesto, y las carreteras de vuelta no eran las mejores de noche, así que dimos una vuelta rápida por el paseo marítimo, pasando por el faro, y decidimos irnos. Como dato curioso, el faro está gestionado por la autoridad portuaria de Sevilla (porque sirve de guía para entrar en el Guadalquivir) y además es el más alto de España… aunque a primera vista no me pareció tan alto. El de la Caleta es más mejón.

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tomamos la carretera rumbo al Puerto y de vuelta a Cádiz. A ver si la Junta se pone las pilas y mejora las carreteras de esa zona, sobre todo finalizar los tramos pendientes de la A-491, porque el flujo de coches era el típico de una autovía, no el de una carretera convencional normalita.

Como lección aprendida: no salir después del mediodía en invierno. La noche se te echa encima en menos que canta un gallo y no te da tiempo de ver nada. Tendremos que volver!

Nuestra última salida ha sido bastante interesante. La primera parada que planificamos fue el colegio salesiano de Campano, el término municipal de Chiclana. De pequeño estuve muchas veces en Campano de visita y de excursión, y de hecho mi padre estudió aquí cuando joven.

Curiosamente, según nos contaron allí en la actualidad el edificio se ha dividido en dos (en la segunda foto se ve el muro de color amarillo), manteniendo las funciones de colegio la zona oeste, y reutilizándose el resto del lugar como un «complejo» privado en el que teóricamente se hacen actividades de diversa índole.

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En los alrededores del colegio siguen estando los edificios industriales, ahora en desuso.

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Tras salir de allí hicimos una parada en la Venta Campano. Buen pan y barato.

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Saciada nuestra hambre mañanera cogimos el camino de vuelta dirección y chiclana, tomando la salida de la carretera del cementerio dirección Medina. Como ya comenté en el post de la primera salida, Medina me gusta mucho por su posición céntrica en la provincia. Desde todos los pueblos de la comarca de La Bahía es posible ver Medina de lejos, y desde muchos otros pueblos de la Provincia (como Vejer, Alcalá, etc). Es por eso que tenía pendiente subir a las ruinas del castillo de Medina, en las que han habilitado un mirador desde donde es posible tener una vista de 360º sin obstáculos de toda la provincia.

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Lo cierto es que las vistas son ESPECTACULARES. He subido en varias ocasiones y esta vez el tiempo estuvo de nuestra parte a la hora de hacer las fotos. Ahora bien, en lo alto del mirador siempre hace frío, así que hay que abrigarse bien! Si queréis saber más sobre Medina, echadle un ojo a este artículo o esperad a alguna de nuestras próximas salidas, porque por su posición en el mapa Medina casi siempre es parada intermedia en nuestro camino.

Bajamos de las alturas y tomamos rumbo hacia San José del Valle, una población joven (no fue municipio independiente hasta 1995) que nunca habíamos visitado antes. Ubicado a los pies del imponente Cerro de la Cruz, San José del Valle sirve como puesto de vigía, concluyendo las extensas llanuras de la campiña de Jerez y dando paso a los terrenos montañosos del Parque de los Alcornocales. Dimos una vuelta por el pueblo, visitando la principal iglesia y el ayuntamiento.

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Nos acercamos a los pies del cerro, pero vimos que el acceso a la cima solo está habilitado para todoterrenos, y viendo la mala experiencia que tuve en el cabo de Trafalgar, decidimos darnos la vuelta y dirigirnos a nuestro siguiente destino.

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Arcos de la Frontera es otro de los pueblos de las alturas de la provincia. Con una extensa historia, el casco antiguo alberga el Castillo de Arcos (en la actualidad una propiedad privada) que comparte plaza con la Iglesia de Santa María de la Asunción, y las iglesias de San Pedro y San Agustín.

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Su ubicación en la Peña de Arcos (por encima de los 200 msnm) da lugar al conocido como Balcón del Coño (aunque parece que este nombre también se lo disputa el balcón del puente de Ronda) en su lado sur, con unas vistas espectaculares. De igual modo su cara Norte también cuenta de interesantes vistas del transcurso del río Guadalete y del embalse de Arcos.

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Inicialmente pensamos en almorzar en el bar La Cárcel por sus buenas críticas, pero dado que estaba cerrado decidimos ir al segundo de la lista en TripAdvisor, la taberna Jóvenes Flamencos. Lo cierto es que la comida nos decepcionó un pelín, pero el precio, la ambientación y la atención compensaron.

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Tras comer dimos una pequeña vuelta por la zona. Si vais en coche lo mejor es dejarlo aparcado antes de emprender la subida hacia lo alto del pueblo ya que es difícil aparcar – e incluso maniobrar, hay zonas en las que hay que plegar los retrovisores para cruzar.

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Dado que se nos estaban acercando algunas nubes de color amenazante decidimos salir de allí. Para tomar el postre fuimos a Lomopardo, una pedanía al sureste de Jerez. En particular, visitamos la Venta Lomopardo, con postres caseros y buenas carnes que hemos tenido ocasión de probar anteriormente a precios bastante populares. Tarta de queso para mí y postre de chocolate con galleta para la señorita.

Como caía la tarde, decidimos emprender el camino de vuelta a Cádiz. Cuando voy en la moto odio tener que tomar la autopista para ir o volver de Jerez, es monótona y el camino se hace largo y pesado. Por ello, cogimos la autovía Jerez – Los Barrios, que tiene un paisaje más bonito, hasta llegar al cruce del Pedroso y la venta Andrés, de ahí cogimos la carretera del complejo endorreico de Puerto Real hasta llegar a éste y de ahí a Cádiz pasando por la barriada del Río San Pedro.