Cádiz en Moto

Llega la temporada navideña y las salidas más ruteras dejan paso a los paseos de domingo a ritmos más tranquilos. Este último fin de semana hicimos una pequeña ruta por Medina-Sidonia, aprovechando una jornada de puertas abiertas.

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El primer paso, como viene siendo habitual cada vez que visitamos este municipio, es tomar una merienda en Aromas de Medina, en la entrada norte de la ciudad. Se trata de una empresa familiar que ha ido creciendo con los años para convertirse en un referente en cuanto a dulces artesanos, que en la temporada navideña cobra especial importancia.

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Los productos son la principal atracción, pero no la única. La impresionante decoración, de estilo andalusí, ofrece un entorno acogedor para comprar los pasteles navideños y para disfrutar de una merienda en la pastelería del local.

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En el piso superior han dispuesto un bonito belén que se puede visitar durante toda la temporada navideña.

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También desde el piso superior es posible ver, desde un balcón, las instalaciones en las que se elaboran y empaquetan los productos de consumo. Un interesante punto de vista.

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Tras la merienda, ya pasado el atardecer, subimos hasta el centro del pueblo, desde el que pudimos obtener unas bonitas vistas.

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En Navidad, Medina ofrece multitud de atractivos para los visitantes. Por un lado, la venta de productos artesanales es un foco de turismo muy importante, pudiendo hacer compras tanto en el ya mencionado Aromas de Medina como en multitud de otros locales en el centro del pueblo, incluso las monjas del convento elaboran y venden sus propios productos artesanos.

Por otro lado, son numerosos los belenes que abren sus puertas al público, muchos de ellos con un nivel de detalle impresionante, como el de la Hermandad del Cristo de la Sangre, situado en una calle cercana a la Plaza de España.

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También abren sus puertas muchas edificaciones históricas, como la Iglesia del Convento de San Cristóbal, con una decoración perteneciente en su mayoría al siglo XVIII.

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Otro interesantísimo lugar que también abrió sus puertas durante estas jornadas fue el Museo Etnográfico, que busca mostrar la forma de vida y costumbres de Medina-Sidonia durante los últimos siglos, con exposiciones con objetos reales y recreaciones de diversas épocas. Desde los útiles para trabajar la tierra hasta las técnicas para la elaboración del vino, pasando por las diferentes etapas de la industrialización de las actividades agrícolas.

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En definitiva, Medina-Sidonia es una localidad que acoge al visitante en estas épocas navideñas, un lugar tradicional donde pasar una tarde de domingo con la familia.

Siendo como es Villamartín un punto intermedio entre las mitades este y oeste de la provincia, es normal que se haya convertido en un lugar de paso habitual en casi todas nuestras rutas. Partiendo desde Villamartín hacia el sureste, camino de El Bosque, la A-373 pasa por la falda del Cerro Pajarete sobre el cual se posa el Castillo de Matrera, del que tratará la entrada de hoy.

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Para llegar a Villamartín tomamos el camino rápido, saliendo de Cádiz por la AP4 hasta la salida 80, que nos engancha con la A-382 hasta Arcos y luego con la A-384 hasta Villamartín pasando previamente por Bornos. Una vez ya en la A-373, paramos a la derecha del camino para almorzar en la Cooperativa del Campo.

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Como ya viene siendo habitual de la gastronomía de la zona, la carta es rica en carnes y baja en precios, perfecta para nuestras necesidades. En la foto, un plato combinado de hamburguesa de buey.

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Tras el copioso almuerzo, reposamos un poco la comida y partimos de nuevo el camino, que desembocó pronto en la Ermita de las Montañas, un popular centro de culto entre la población de Villamartín y alrededores. El lugar también hace las veces de merendero y lugar de celebraciones, gracias al precioso paisaje del que está rodeado.

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La zona posterior alberga el patio, la ermita, más antigua que el templo principal, y una tienda de recuerdos, donde también reside la familia que regenta el santuario.

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Preguntando a los lugareños nos enteramos de la ruta que habríamos de tomar para poder subir a nuestro destino, el Castillo de Matrera. Nos indicaron que habríamos de seguir el camino que pasa por detrás de la ermita hasta llegar a una casa, tras la cual encontraríamos una senda que nos llevaría sin pérdida al castillo.

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Con ello, nos pusimos en marcha subida arriba, no sin antes contemplar las vistas que ya desde lo más bajo nos empezaba a brindar el camino.

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Pronto llegamos a la casa abandonada que nos indicaron, junto a la que encontramos esta placa con la información del sendero que tendríamos que seguir. Lamentablemente, sobrestimamos nuestra capacidad de orientación y empezamos a subir el cerro por una senda que no era la correcta.

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Tras un buen rato subiendo por una zona bastante escarpada, llegamos a una especie de mirador con ofrendas florales y una foto de la Virgen. La leyenda cuenta que un leñador encontró en el cerro una imagen de la Virgen en el siglo XVI y que, al parecer, la figura desaparecía de allí donde la ubicaban para acabar volviendo al sitio donde fue inicialmente encontrada. Esto llamó la atención de la Iglesia, que decidió levantar una ermita en el lugar para el culto a la imagen.

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Tras otro rato subiendo por terrenos muy escarpados, llegamos a la conclusión de que aquél no era el camino correcto y decidimos bajar. La suerte hizo que nos encontráramos con tres amables senderistas que iban, precisamente, camino del castillo. Nos invitaron a acompañarles y les seguimos.

Durante el camino se sucedían las bellas vistas de la comarca. En la foto, Villamartín a la derecha y el embalse de Bornos con la localidad homónima a la izquierda.

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En plena naturaleza, vacas, ovejas y hasta gatos convivían en total armonía.

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A más de 500 metros de altura sobre el nivel del mar, finalmente llegamos al Castillo de Matrera. La zona cuenta con una gran zona amurallada con la torre del homenaje en su flanco norte, que actualmente se encuentra en reconstrucción.

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Desde la cima, las vistas son espectaculares en los cuatro puntos cardinales. Hacia el norte, ya asoma la vecina provincia de Sevilla, con Montellano apareciendo en la pate superior de la siguiente foto.

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Hacia el sur y casi a tiro de piedra, la vecina localidad de Prado del Rey iba despidiendo los últimos rayos de sol de la tarde.

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Y hacia el oeste, impagable la estampa del sol en poniente con el embalse y Bornos a la derecha, respaldados por la lejana Sierra de Gibalbín. En un día claro como el del sábado, fue posible distinguir los edificios de la ciudad de Cádiz en la lejanía, situada a 70km en línea recta.

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Una vez puesto el sol, con un cielo totalmente anaranjado y las ciudades ya solo distinguibles gracias a las luces artificiales, comenzamos la bajada de este impresionante enclave a las puertas de la Sierra de Cádiz

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El incesante mal tiempo y algunas obligaciones personales han hecho que no haya actualizado el blog en algún tiempo, pero hoy he podido hacer una pequeña escapada al Faro Camarinal. Hace tiempo que teníamos ganas de visitar la zona del faro, en especial desde que lo vimos desde los miradores de Bolonia en Febrero.

El acceso parte de Zahara de los Atunes y cruza completamente la playa de Atlanterra y los Alemanes hasta llegar al Cabo de Gracia, donde se ubica el faro.

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El acceso hasta el faro se debe hacer a pie, ya que la carretera se encuentra cortada a vehículos no autorizados. Es una pequeña cuesta que permite salvar los 50 metros de altura a los que se encuentra el faro.

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Desde el mirador del faro, hacia el oeste se puede distinguir el Acuartelamiento de Punta Camarinal, así como la impresionante Playa del Cañuelo, en estado prácticamente virgen.

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El faro, de más de 500 años de antigüedad, fue originalmente una torre destinada a la vigilancia contra los piratas, pero posteriormente fue reutilizado como faro.

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Junto al faro hemos podido ver numerosos barcos militares, que responden a la Trident Juncture 2015, un ejercicio militar que están llevando a cabo los aliados de la OTAN.

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Tras el cambio de hora y con la llegada del otoño, los días se acaban cada vez antes. En esta ocasión llegamos justo cuando el sol se estaba poniendo a la hora prevista, 18:35, tras lo cual la oscuridad nos engulló y tuvimos que volver a casa.