Cádiz en Moto

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Para abrir el verano decidimos descubrir nuevas carreteras de la provincia. Una de las vías que nos sorprendió fue la carretera de La Ina a Torrecera, pedanías al este de Jerez a las que se llega por la salida Jerez sur de la AP4.

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En la citada carretera, CA-3110, entre los kilómetros 11 y 12 se encuentran los restos de la Fábrica de Yesos del Guadalete.

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Abandonada desde hace años, la fábrica aún mantiene algunos restos de lo que fueran las maquinarias de procesado del yeso, con lo que parecen ser dos molinos horizontales y un gran filtro central

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La grasa de la maquinaria, probablemente a causa del vandalismo, impregna casi toda la parte posterior de la nave, tras la cual se sitúa la zona de extracción.

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La zona en la que se encuentra es francamente admirable. Una tranquilidad total y grandes llanuras de la comarca jerezana ofrecen un marco incomparable junto al río Guadalete.

Si queréis leer más de esta zona particular os recomiendo que leáis este artículo del blog Entorno a Jerez, donde, desde un punto de vista histórico, hace un repaso a los cerros de Chipipe y alrededores.

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Cada año, Yamaha organiza los Yamaha Weekends, en los que la gente puede probar las nuevas motos de Yamaha de gratis. Honda también hace lo propio y en Abril asistí al Honda Day, en el que probé la CB500X. En este ocasión pude probar la Yamaha T-Max 530.

Llegando a Motos Payán

En Cádiz, el concesionario encargado del evento fue Motos Payán, concesionario oficial Yamaha con bastante solera en la ciudad.

Mi montura

En el Honda Day nos dieron una charla previa sobre los modelos y tal. En este caso no fue así, todo parecía más «familiar», todo el mundo estaba de colegueo y simplemente nos acercamos e identificamos, nos dieron las llaves y al poco ya estábamos rondando.

Llaves

Si tuviera que resumir mi impresión de la T-Max en una frase, diría que es una moto grande, cómoda y con suficiente potencia para el día, pero muy cara para lo que ofrece y con poca gracia en carretera (y eso que yo vengo de una NC700S, que llaman la diesel de las motos). Es fácil de manejar y su peso no se nota al manejarla en parado, y el asiento es comodísimo tanto para el conductor como para el acompañante.

TMAX

La aceleración desde cero es uno de sus puntos fuertes como ya se ha dicho por activa y por pasiva, es la reina de los semáforos en rojo, en carretera también es capaz de subir rápidamente sin que apenas lo notes gracias al embrague automático.

TMAX

El cuadro de instrumentos es cómodo y útil, aunque igual que en mi Honda, no me gusta que usen indicadores digitales para la gasolina.

TMAX

Como puntos negativos tengo varios. Por un lado, tiene un morro enorme, exagerado, tanto que los retrovisores se encuentran casi a un metro de mi cara, por lo que es imposible ajustarlos con la moto en marcha. Los pies se pueden colocar como sentado en una silla o estilo custom, pero ninguna de las dos posturas las vi cómodas, porque me obligaban a hacer fuerza con los lumbares para mantenerme erguido. El hueco del asiento es limitadillo. El ruido del motor es bastante soporífero. El consumo es elevado (aunque yo iba de gratis) y la velocidad punta no es la de una moto de 10.000€. Pero bueno, para los que tengan el dinero no está mal.

En definitiva, creo que es una buena moto, aunque a mí personalmente no me gusta. Si tuviera que hacerme con una maxi scooter me compraría una Honda Integra, o en un rango menor de precios creo que una X-Max 400 o una Xciting 400 tienen una relación calidad-precio bastante mejor.

Os dejo un vídeo en tono humorístico sobre mi experiencia sobrenatural con esta moto.

Tras bastante tiempo sin actualizar por asuntos personales ya estamos de vuelta en Cádiz en Moto. Y qué mejor forma de hacerlo que con una buena vuelta en moto.

En esta ocasión, para inaugurar el mes de Junio hicimos la ruta más larga hasta la fecha, llegando hasta Ronda. Pero empezamos por el principio. Os dejo primero la imagen aproximada de la ruta que seguimos.

Ruta

Como veis, salimos de Cádiz y tomamos la carretera del complejo endorreico de Puerto Real hasta llegar a Paterna de Rivera. Salimos hacia el norte y llegamos a Arcos de la Frontera. Allí estuvimos almorzando en uno de los bares que nos habían recomendado hace tiempo y que en anteriores ocasiones habíamos encontrado cerrado: Bar La Cárcel.

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La comida estuvo bastante bien. Las tapas no estaban mal de precio, aunque la variedad no era muy amplia, pero lo que pedimos mereció la pena.

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Tras comer, como solemos hacer cada vez que venimos a Arcos, nos acercamos al balcón del coño. Allí siempre hay un puestecillo con aves rapaces que cualquiera se puede acercar a tocar.

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Los que llevan el puesto son buena gente y te insisten bastante en que cojas las aves. Si quieres, puedes dejar una propina. Lo cierto es que merece la pena.

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El maestro de las aves nos dijo que el resto de animales se lo había llevado su compañero a unos eventos en Ronda (provincia de Málaga). Ese nombre se nos quedó aparcado en el fondo de la mente, porque luego resurgiría.

En fin, el objetivo inicial era ir a Setenil de las Bodegas, así que salimos de Arcos por el Norte cruzando Bornos, Villamartín y Algodonales. Al llegar a la carretera CA-4223 había un cartel que decía que estaba cortada. Al parecer había un desprendimiento y el asfalto se había venido abajo, así que tuvimos que hacer un gran rodeo por Olvera y Torre Alháquime, donde tendremos que volver en otra ocasión. La carretera todo este camino fue bastante mala.

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Una vez en Setenil, recorrimos el pueblo y sus increíbles cuestas. Pero lo más impactante, como siempre, son los edificios incrustados en la roca de la montaña.

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Aún a pesar de ser 1 de Junio… ¡se puso a llover! Afortunadamente fue un aguacero momentáneo, pero dejó las carreteras un poco húmedas.

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Estuvimos tomando una merendola en uno de los bares del municipio y decidimos hacernos a la carretera de nuevo. Ahora bien, en nuestra cabeza resonaba el mensaje de aquél cetrero: Ronda. Lo cierto es que el camino hasta llegar a Setenil había sido un rollo de curvas con asfalto en lamentable estado, y con la excusa de que era bastante temprano y teníamos el tanque casi lleno decidimos dirigirnos hacia el municipio malagueño, que apenas se encontraba a 15km.

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Al llegar, Ronda nos recordó rápidamente a ciudades como Algeciras o Málaga. No sé si será por la arquitectura o qué, pero se notaba que ya no estábamos en Cádiz. También influyó mucho que el municipio se encuentre rodeado en sus 360º por brutales cadenas montañosas, en parte debido a encontrarse ocupando la depresión de Ronda, destacando al oeste la cara oculta (para los gaditanos) de la Sierra de Grazalema.

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Otra vez las nubes estaban empezando a acechar y como nos encontrábamos bastante lejos de casa, simplemente nos paramos en un mirador en la esquina oeste de la ciudad, tras lo cual decidimos volver. Eso sí, no por el camino que tomamos a la ida, sino por la A-474 que une Arcos y Ronda. Una de las carreteras más interesantes que hemos tomado: paisaje brutal, asfalto en buen estado y curvas interesantes.

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A partir de Algodonales el camino fue el mismo que en la ida, exceptuando una parada en el mirado del Embalse en Bornos, lugar de envidiable tranquilidad.

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Y eso es todo! Os dejo con una última foto con el embalse con la Sierra como telón de fondo. Dentro de poco más y mejor.

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